martes, 8 de marzo de 2016

Los estereotipos en la crianza desde una perspectiva de género




En el día de hoy, abordaremos el amplio universo de los estereotipos, y en particular haremos hincapié en la crianza estereotipada.
En el inconsciente colectivo de la sociedad hay muchas ideas en torno a cómo deben comportarse los hombres y las mujeres, cómo deben vestir, los papeles que deben desempeñar en el trabajo, la familia, la escuela, e incluso cómo deben relacionarse entre sí. A este conjunto de ideas preconcebidas que utilizamos para analizar e interactuar con otros hombres y mujeres les l
A su vez, cada cultura tiende a reinterpretar los estereotipos de género, lo que demuestra que las percepciones que tenemos sobre los hombres y las mujeres están socialmente construidas.
Podríamos hacer un pequeño recorte y una breve enumeración de algunos de los estereotipos de género más difundidos y establecidos socialmente. En los hombres, la estabilidad emocional, dinamismo, agresividad, tendencia al dominio, objetividad, racionalidad, aspecto afectivo poco definido, valentía, cualidades y aptitudes intelectuales, franqueza, aptitud para las ciencias, eficacia, o amor al riesgo.
Para las mujeres, en cambio, encontramos inestabilidad emocional, intuición, falta de control, aspecto afectivo muy marcado, pasividad, irracionalidad, frivolidad, ternura, sumisión, miedo, dependencia, debilidad, aptitud para las letras o aptitudes manuales.
Para profundizar un poco más en el tema, nos dirigimos al Jardín de Infantes “El Rocío”, de Florencio Varela, para realizarle una entrevista a Jésica y Matilde. Ellas llevan 5 y 25 años como maestras jardineras, respectivamente, y generosamente nos brindaron su tiempo y aceptaron contarnos un poco de su experiencia.



-¿Alguna vez les pasó que un niño o niña quisiera jugar con algún juguete y sus compañeros le dijeran que no porque era del sexo opuesto?
Matilde-No, no.
Jésica-En mi caso sí ha pasado, pero yo siempre trato de mencionar que cualquier nene o nena puede cocinar, porque hay cocineros hombres, las nenas pueden jugar con autos porque las mujeres manejan...
M-Ahora que lo dicen, sí por ahí me pasó, pero en la familia. Yo le regalé un juego de mate a mi sobrino y mi hermano me decía que no porque lo iba a hacer maricón. Y entonces le digo "¿pero vos no tomás mate?" Y me dice "sí, pero ¡cómo le vas a regalar un juego de mate!". Por ahí está muy delimitado que en las casitas van las nenas, y con los autos y juegos de lógica juegan los varones. Pero como yo constantemente pienso, "¿pero no hay papás en la casita? Necesito un papá, necesito…”, y entonces... empezamos siempre con camisa, corbata, ropa de hombre...
J-Sí, quizás los varones, o en este caso las nenas, necesitan que se los digan. Es como que están esperando que vos les digas si los aprobás o no a hacer las cosas. Si vos les dijiste "sí", ellos corren a eso. La verdad es que tienen muchas ganas de jugar y no hay que ser permisivo.
-¿Alguna vez presenciaron algún episodio en el que sus colegas pusieran las barreras de "nenas con nenas y nenes con nenes"?
M-No, no. La idea es que no tiene que haber diferencias. Hasta hace un par de años, en el jardín tenías el baño de nenas y el baño de varones; y a partir de que se empieza a trabajar con el "esi"(educación sexual integrada), se sacaron los cartelitos y hoy son baños enteros.
-¿Notaron alguna reacción del niño influenciada directamente por un adulto, particularmente por los padres?
J-Generalmente no suele pasar porque los padres no están dentro del jardín todo el tiempo, y cuando hacemos juegos en familia participan todos, no se inhiben.
M-Hace muchos años atrás, quince o más, se hacía en primer grado enhebrado de collares. Y recuerdo que uno de mis nenes, varón, me dice " seño, puedo hacer otro collar?". "¿Por qué?",le pregunto, y me dice "porque mi papá me lo rompió porque si no me voy a hacer pu...", ya saben. Él cada vez que jugábamos participaba y enhebraba, y tenía un collar acá en la sala; quería enhebrar y participar. Ese día se lo había llevado a la casa y tenía que traerlo al día siguiente, pero volvió sin collar porque su papá se lo había roto. La opción fue que lo tenga acá y no lo lleve a la casa para que no esté angustiado. Todavía no se trabajaban estas cuestiones, pero había que trabajar con los papás el hecho de que acá se compartía todo y todos hacíamos lo mismo. Había una época donde los papás decían "yo no limpio la mesa", y entonces yo siempre dije: acá todos trabajamos. Todos limpiamos la mesa, todos lavamos la taza, todos ayudan. Porque sí, hace 20 años atrás estaba quien decía: mi papá dice que los machos no hacen nada. Ahora no, ahora es muy común que el hombre ayude. Para la nueva generación tenemos padres muy jóvenes que hasta algunos fueron alumnos míos.
-¿Hay estereotipos formadores que todavía sigan apareciendo, como por ejemplo el rosa para las nenas y el azul para los varones?
J- No, ya no. Sí me acaba de pasar, pero no fue de forma consciente, lo de las filas. Una fila para los varones, una fila para las nenas. Pero más que nada para organizarlos, una sala de 4 que recién estamos empezando, para aprender a hacer una fila y estar ordenados.
M- Yo digo la fila del pago fácil, o del rapipago...(Risas)
J- Claro. También es algo que lo tenemos implementado, de forma inconsciente. No tiene que ver con el género.
-Por ejemplo, en algunos jardines actualmente se está eliminando la noción del guardapolvo rosa y el azul, y se usa el pintor rojo con bolsillos verdes.
J y M-Exacto, el guardapolvo que tengan en casa. Tampoco le vamos a imponer ningún color, es el que tengan en casa.





Por otra parte, nos entrevistamos con Ángel Roldán, profesor en psicología por la Universidad Nacional de la Plata; docente en la facultad de psicología y de desempeño profesional en investigación y extensión universitaria. Su avidez y conocimiento en la materia resultan de gran interés y valor periodístico, y a continuación transcribimos algunos de los conceptos que desarrolló.

-¿Cómo ves el panorama en la actualidad con respecto a los estereotipos infantiles?
-Primero podría decir algunas cosas sobre qué pienso de los estereotipos; y lo de infantiles, me parece como... Es decir, los estereotipos no son infantiles sino de las personas que crían a los niños. Entonces primero marcaría que la crianza es algo fundamental en lo humano, porque el humano (a diferencia de otros animales) necesita de un otro, necesita de una relación asimétrica para ser sujeto, para ser humano. Entonces la crianza juega un papel cultural importante. Obviamente, cuando un sujeto necesita de un otro y esa relación es asimétrica, el otro le va a imponer ciertas cuestiones. Digamos, el padre o las figuras de crianza le van a imponer necesariamente ciertas representaciones sociales que circulan en lo social. A mí me gusta pensar la crianza como ese vaso comunicante entre lo social y el núcleo familiar. Más allá que la familia puede estar compuesta por diferentes funciones, diferentes integrantes; la pienso en el sentido amplio a la familia.
Obviamente, con los estereotipos tengo una visión absolutamente negativa. Como hay una relación entre la familia y lo social, los estereotipos tienen una finalidad social, y es reproducir ciertas lógicas -sobre todo los estereotipos de género- de un sistema más amplio, que es un sistema capitalista en el que hay dos roles determinados; porque hay un sistema que distribuye de forma desigual, tanto bienes simbólicos como materiales o culturales. Uno puede entender entonces que los padres, en la crianza y sin saberlo muchas veces, reproducen esa lógica de distribución desigual de los bienes sociales, económicos, materiales. Yo pienso que hoy en día se sigue criando a los niños y niñas de forma estereotipada, definitivamente. Y tengo una perspectiva absolutamente negativa al respecto.
-¿En qué crees que pueden afectar, en el futuro, estos estereotipos a los niños?
-En un montón de cosas. Primero, otra cosa que hay que pensar es que uno tiene la fantasía del estereotipo o la fantasía de la categoría, como si fuera posible homogeneizar la experiencia del humano. Por ejemplo, yo puedo criar a un niño pensando que ese niño es hombre, como si yo pudiera aplicar esa categoría a todos los niños por igual. Entonces pienso que hay una especie de categoría extendida, por la que yo pienso que un hombre es de tal o cual manera: a un hombre le gustan los colores oscuros, un hombre es bruto, un hombre no se lava las manos después de ir al baño, a un hombre le va  gustar el fútbol; si le gusta el ballet es puto, si le gusta tal otra cosa, es puto... Me parece que hay cierta lógica, a veces, de pensar al estereotipo como si fuera una categoría que nombra a ese sujeto, cuando eso es imposible. O sea, ¿en qué puede llegar a limitar al niño? en que pueda devenir singular en ese ser, en ese ser él mismo. Yo no creo que no sean necesarios ciertos apuntalamientos identitarios en la infancia, que nos sirvan de ladrillos para construir la identidad; no creo que sea negativo. Sí me parece que esos ladrillos -como me gusta llamarlos-, es importante que sean lo suficientemente flexibles como para que el niño y ese sujeto puedan llegar a encontrarse singularmente. Que pueda ser hombre, mujer, trans; singular. Que pueda ser un hombre de diferentes formas, una mujer de diferentes formas... Creer en las categorías cerradas limitaría el devenir de ese sujeto.
-¿Trataste con chicos con padres homosexuales?
-No directamente. Conozco familias, parejas de personas de distinto sexo que tienen hijos, y cuyos hijos son compañeros de niños que tienen padres del mismo sexo, y conozco sus interacciones; pero no traté en lo personal ni de manera directa con ellos.
-¿Cómo se manifiestan en lo relativo al género?
-Es importante hacer una salvedad, porque esto a veces se confunde: vos me estás preguntando por las parejas del mismo sexo como si fueran géneros auto percibidos distinto, y eso es necesario aclararlo. El género y el sexo son dos categorías que es importante diferenciar. La elección sexual tiene que ver con aquel "objeto" por el que un sujeto siente placer; puede ser con un hombre, con una mujer, con ambos, una planta, un perro... La elección de objeto tiene que ver con el sexo, entonces ahí podríamos pensar que puede haber hombres homosexuales, y cuando digo hombre ahí sí me refiero al género. El género tiene que ver con roles que se establecen desde lo social y que son tomados por ciertos sujetos. Entonces esta división de hombre y mujeres es una división social, que determina formas de ser. Puede haber hombres homosexuales, hombres heterosexuales, bisexuales, y sigue siendo hombre o se sigue auto percibiendo hombre; la sexualidad tiene que ver con esa elección de objeto. Digo que son dos categorías que a veces se confunden y está bueno no confundirlas.
Obviamente un niño que fue criado por personas del mismo sexo va tener una mirada más compleja de la realidad, eso sin duda. Porque su cotidiano es distinto al que ve en televisión, al de los padres que van a buscar a sus compañeritos en el jardín, a lo que ven en la calle, etc., y van a  tener que replantearse esquemas para pensar esa diversidad que está adentro de su casa. Eso está buenísimo porque el niño necesariamente va  tener que complejizar sus esquemas para comprender lo que pasa en su casa. No creo de ninguna manera que las formas de crianza por parejas del mismo sexo vaya a influir en la elección de objeto de ese niño; de hecho, hay estudios en Estados Unidos hechos con niños criados por padres heterosexuales, y por padres homosexuales, y cuantitativamente hay más sujetos homosexuales criados por parejas heterosexuales que por parejas homoparentales. Aparte, probablemente los padres de estos niños hayan sido hijos de sujetos heterosexuales. También está la fantasía de que a través de una crianza estereotipada o rígida yo voy a poder determinar la elección de objeto o lo que va a ser ese sujeto en el futuro, y eso es totalmente imposible. Por eso creo que una cosa a trabajar con los padres es poder tener una visión más compleja y más diversa de qué es un hombre, qué es una  mujer; que existen más de dos géneros. Me parece un buen horizonte de trabajo, no sólo con los padres, sino con los educadores, los medios de comunicación (más complejo aun porque allí hay intereses de poder), pero me parece que es un horizonte para trabajar.
-Desde lo profesional, ¿de qué forma erradicarías los estereotipos? ¿Y qué mensaje te gustaría dejar a los lectores de esta entrevista?
-Bueno, un poco me parece que el laburo es esto que te decía: trabajar con las instituciones de socialización primaria y secundaria del sujeto en poder transmitir de forma no rígida (y esto es difícil, porque es necesario tener ciertos núcleos identificatorios para ser alguien). Hay una psicóloga francesa que dice que para construir un futuro no se tiene que reeditar el pasado; tiene que haber un pasado más o menos estable donde uno pueda posicionarse. El tema es que me parece que a veces está la fantasía de que siempre ese núcleo identitario va a rondar en torno al género, cuando en realidad un núcleo identitario puede rondar en torno a otras cosas. Es decir, si tuviera en frente a Carlos Gardel, o Alejandro Magno, o Michel Foucault, no sé si les preguntaría con quién se acostaban. Son personas que han construido su núcleo identitario sobre la base de ser brillantes, sobre la base de ser intelectuales, sobre la base de pensar el mundo de otra manera.
¿Qué mensaje me gustaría dejar? Yo pienso que hay una tríada de cuestiones para pensar que tienen que ver con la diversidad, la cuestión colectiva y el poder, en el sentido de poder crear poder popular. ¿En qué sentido digo esto? En que cuanto más diverso pensemos que puede ser un sujeto, cuanto más diversas pensemos las formas de ser y las formas de criar, ya sea en términos de pensar los géneros de forma diversa, vamos a poder estar luchando contra esos estereotipos que de alguna manera legitiman un sistema social; que, como dije hoy, legitima la apropiación desigual por parte de un sector en detrimento de una gran mayoría. Entonces yo digo que a veces se piensa de forma dislocada o desarticulada la cuestión del género con la cuestión de la lucha política, pero me parece que están íntimamente relacionadas. O a veces la cuestión del genero con la cuestión de la diversidad. Cuanto más diversos podamos criar a nuestros hijos, más estamos luchando de alguna manera contra ese sistema desigual que, vamos a ponerle un nombre, es el capitalismo patriarcal. Capitalismo que define dos roles de género, hombre y mujer: que los piensa de forma homogénea cuando no lo son, y que en esa relación desigual de un género con otro, obviamente las mujeres son  la que más sufren y las que menos derechos y libertades tienen.  Pero esa antinomia mujer-hombre es algo que está pensado desde un sistema, y no hay que perderlo de vista.  Y vuelvo con el mensaje que quiero dejar: "Cuanto más diversos criemos a nuestros hijos, más vamos a estar desafiando de alguna manera ese sistema".



Resulta fundamental entonces comprender estas palabras e incorporarlas en un marco teórico y conceptual adecuado y abarcador. En este sentido, queremos citar un trabajo de investigación psicológica realizado por un grupo de autores mexicanos, que creemos ayuda en este cometido:
“(…) Sin embargo, el género forma parte de un proceso de aprendizaje, pues aun y cuando se argumenta que no se hacen diferencias en el trato y la educación  que se le da a los hijos y a las hijas, en la práctica es distinto, pues se enseñan, dirigen, fomentan y estimulan ‘formas de ser’ dependiendo de la condición genérica. ”
“Señala McNeill (2007) que el género no es una característica; por el contrario, reside en las formas de relación y es construido cada día a través del intercambio social. El género es ‘algo que uno hace, y lo hace de manera recurrente en la interacción con otros’.”


La discusión está abierta, y desde aquí nuestro pequeño aporte a la causa, con la esperanza de que estas palabras ayuden a repensar diversas cuestiones que nos atañen, incluso sin darnos cuenta.