En el día de hoy, abordaremos el amplio universo de los estereotipos, y
en particular haremos hincapié en la crianza estereotipada.
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A su vez, cada cultura tiende a reinterpretar los estereotipos de
género, lo que demuestra que las percepciones que tenemos sobre los hombres y
las mujeres están socialmente construidas.
Podríamos hacer un pequeño recorte y una breve enumeración de algunos
de los estereotipos de género más difundidos y establecidos socialmente. En los hombres, la estabilidad emocional, dinamismo, agresividad, tendencia al
dominio, objetividad, racionalidad, aspecto afectivo poco definido, valentía,
cualidades y aptitudes intelectuales, franqueza, aptitud para las ciencias,
eficacia, o amor al riesgo.
Para las mujeres, en cambio, encontramos inestabilidad emocional,
intuición, falta de control, aspecto afectivo muy marcado, pasividad,
irracionalidad, frivolidad, ternura, sumisión, miedo, dependencia, debilidad,
aptitud para las letras o aptitudes manuales.
Para profundizar un poco más en el tema, nos dirigimos al Jardín de
Infantes “El Rocío”, de Florencio Varela, para realizarle una entrevista a
Jésica y Matilde. Ellas llevan 5 y 25 años como maestras jardineras,
respectivamente, y generosamente nos brindaron su tiempo y aceptaron contarnos
un poco de su experiencia.
-¿Alguna vez les pasó que un
niño o niña quisiera jugar con algún juguete y sus compañeros le dijeran que no
porque era del sexo opuesto?
Matilde-No, no.
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M-Ahora que lo
dicen, sí por ahí me pasó, pero en la familia. Yo le regalé un juego de mate a
mi sobrino y mi hermano me decía que no porque lo iba a hacer maricón. Y
entonces le digo "¿pero vos no tomás mate?" Y me dice "sí, pero
¡cómo le vas a regalar un juego de mate!". Por ahí está muy delimitado que
en las casitas van las nenas, y con los autos y juegos de lógica juegan los
varones. Pero como yo constantemente pienso, "¿pero no hay papás en la
casita? Necesito un papá, necesito…”, y entonces... empezamos siempre con
camisa, corbata, ropa de hombre...
J-Sí, quizás los
varones, o en este caso las nenas, necesitan que se los digan. Es como que
están esperando que vos les digas si los aprobás o no a hacer las cosas. Si vos
les dijiste "sí", ellos corren a eso. La verdad es que tienen muchas
ganas de jugar y no hay que ser permisivo.
-¿Alguna vez presenciaron algún episodio en el que sus colegas pusieran
las barreras de "nenas con nenas y nenes con nenes"?
M-No, no. La idea
es que no tiene que haber diferencias. Hasta hace un par de años, en el jardín
tenías el baño de nenas y el baño de varones; y a partir de que se empieza a
trabajar con el "esi"(educación sexual integrada), se sacaron los
cartelitos y hoy son baños enteros.
-¿Notaron alguna reacción del niño influenciada directamente por un
adulto, particularmente por los padres?
J-Generalmente no
suele pasar porque los padres no están dentro del jardín todo el tiempo, y
cuando hacemos juegos en familia participan todos, no se inhiben.
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-¿Hay estereotipos formadores que todavía sigan apareciendo, como por
ejemplo el rosa para las nenas y el azul para los varones?
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M- Yo digo la fila
del pago fácil, o del rapipago...(Risas)
J- Claro. También
es algo que lo tenemos implementado, de forma inconsciente. No tiene que ver
con el género.
-Por ejemplo, en algunos jardines actualmente se está eliminando la
noción del guardapolvo rosa y el azul, y se usa el pintor rojo con bolsillos verdes.
J y M-Exacto, el
guardapolvo que tengan en casa. Tampoco le vamos a imponer ningún color, es el
que tengan en casa.
Por otra parte, nos
entrevistamos con Ángel Roldán, profesor en psicología por la Universidad
Nacional de la Plata; docente en la facultad de psicología y de desempeño
profesional en investigación y extensión universitaria. Su avidez y
conocimiento en la materia resultan de gran interés y valor periodístico, y a
continuación transcribimos algunos de los conceptos que desarrolló.
-¿Cómo ves el panorama en la
actualidad con respecto a los estereotipos infantiles?
-Primero podría
decir algunas cosas sobre qué pienso de los estereotipos; y lo de infantiles,
me parece como... Es decir, los estereotipos no son infantiles sino de las
personas que crían a los niños. Entonces primero marcaría que la crianza es
algo fundamental en lo humano, porque el humano (a diferencia de otros
animales) necesita de un otro, necesita de una relación asimétrica para ser
sujeto, para ser humano. Entonces la crianza juega un papel cultural
importante. Obviamente, cuando un sujeto necesita de un otro y esa relación es
asimétrica, el otro le va a imponer ciertas cuestiones. Digamos, el padre o las
figuras de crianza le van a imponer necesariamente ciertas representaciones
sociales que circulan en lo social. A mí me gusta pensar la crianza como ese
vaso comunicante entre lo social y el núcleo familiar. Más allá que la familia
puede estar compuesta por diferentes funciones, diferentes integrantes; la
pienso en el sentido amplio a la familia.
Obviamente, con los
estereotipos tengo una visión absolutamente negativa. Como hay una relación
entre la familia y lo social, los estereotipos tienen una finalidad social, y
es reproducir ciertas lógicas -sobre todo los estereotipos de género- de un
sistema más amplio, que es un sistema capitalista en el que hay dos roles
determinados; porque hay un sistema que distribuye de forma desigual, tanto
bienes simbólicos como materiales o culturales. Uno puede entender entonces que
los padres, en la crianza y sin saberlo muchas veces, reproducen esa lógica de
distribución desigual de los bienes sociales, económicos, materiales. Yo pienso
que hoy en día se sigue criando a los niños y niñas de forma estereotipada,
definitivamente. Y tengo una perspectiva absolutamente negativa al respecto.
-¿En qué crees que pueden afectar, en el futuro, estos estereotipos a
los niños?
-En un montón de
cosas. Primero, otra cosa que hay que pensar es que uno tiene la fantasía del
estereotipo o la fantasía de la categoría, como si fuera posible homogeneizar
la experiencia del humano. Por ejemplo, yo puedo criar a un niño pensando que
ese niño es hombre, como si yo pudiera aplicar esa categoría a todos los niños
por igual. Entonces pienso que hay una especie de categoría extendida, por la
que yo pienso que un hombre es de tal o cual manera: a un hombre le gustan los
colores oscuros, un hombre es bruto, un hombre no se lava las manos después de
ir al baño, a un hombre le va gustar el fútbol; si le gusta el ballet es puto, si le gusta tal otra cosa, es puto... Me parece que hay cierta lógica, a veces, de pensar al estereotipo como si fuera
una categoría que nombra a ese sujeto, cuando eso es imposible. O sea, ¿en qué
puede llegar a limitar al niño? en que pueda devenir singular en ese ser, en ese ser él mismo. Yo no creo que no sean necesarios ciertos
apuntalamientos identitarios en la infancia, que nos sirvan de ladrillos para
construir la identidad; no creo que sea negativo. Sí me parece que esos
ladrillos -como me gusta llamarlos-, es importante que sean lo suficientemente
flexibles como para que el niño y ese sujeto puedan llegar a encontrarse
singularmente. Que pueda ser hombre, mujer, trans; singular. Que pueda ser un
hombre de diferentes formas, una mujer de diferentes formas... Creer en las
categorías cerradas limitaría el devenir de ese sujeto.
-¿Trataste con chicos con padres homosexuales?
-No directamente.
Conozco familias, parejas de personas de distinto sexo que tienen hijos, y
cuyos hijos son compañeros de niños que tienen padres del mismo sexo, y conozco
sus interacciones; pero no traté en lo personal ni de manera directa con ellos.
-¿Cómo se manifiestan en lo relativo al género?
-Es importante
hacer una salvedad, porque esto a veces se confunde: vos me estás preguntando
por las parejas del mismo sexo como si fueran géneros auto percibidos distinto,
y eso es necesario aclararlo. El género y el sexo son dos categorías que es
importante diferenciar. La elección sexual tiene que ver con aquel
"objeto" por el que un sujeto siente placer; puede ser con un hombre,
con una mujer, con ambos, una planta, un perro... La elección de objeto tiene
que ver con el sexo, entonces ahí podríamos pensar que puede haber hombres
homosexuales, y cuando digo hombre ahí sí me refiero al género. El género tiene
que ver con roles que se establecen desde lo social y que son tomados por
ciertos sujetos. Entonces esta división de hombre y mujeres es una división
social, que determina formas de ser. Puede haber hombres homosexuales, hombres
heterosexuales, bisexuales, y sigue siendo hombre o se sigue auto percibiendo
hombre; la sexualidad tiene que ver con esa elección de objeto. Digo que son
dos categorías que a veces se confunden y está bueno no confundirlas.
Obviamente un niño
que fue criado por personas del mismo sexo va tener una mirada más compleja de
la realidad, eso sin duda. Porque su cotidiano es distinto al que ve en
televisión, al de los padres que van a buscar a sus compañeritos en el jardín,
a lo que ven en la calle, etc., y van a
tener que replantearse esquemas para pensar esa diversidad que está adentro
de su casa. Eso está buenísimo porque el niño necesariamente va tener que complejizar sus esquemas para
comprender lo que pasa en su casa. No creo de ninguna manera que las formas de
crianza por parejas del mismo sexo vaya a influir en la elección de objeto de
ese niño; de hecho, hay estudios en Estados Unidos hechos con niños criados por
padres heterosexuales, y por padres homosexuales, y cuantitativamente hay más
sujetos homosexuales criados por parejas heterosexuales que por parejas
homoparentales. Aparte, probablemente los padres de estos niños hayan sido
hijos de sujetos heterosexuales. También está la fantasía de que a través de
una crianza estereotipada o rígida yo voy a poder determinar la elección de
objeto o lo que va a ser ese sujeto en el futuro, y eso es totalmente imposible.
Por eso creo que una cosa a trabajar con los padres es poder tener una visión
más compleja y más diversa de qué es un hombre, qué es una mujer; que existen más de dos géneros. Me
parece un buen horizonte de trabajo, no sólo con los padres, sino con los educadores,
los medios de comunicación (más complejo aun porque allí hay intereses de
poder), pero me parece que es un horizonte para trabajar.
-Desde lo profesional, ¿de qué forma erradicarías los estereotipos? ¿Y
qué mensaje te gustaría dejar a los lectores de esta entrevista?
-Bueno, un poco me
parece que el laburo es esto que te decía: trabajar con las instituciones de
socialización primaria y secundaria del sujeto en poder transmitir de forma no
rígida (y esto es difícil, porque es necesario tener ciertos núcleos
identificatorios para ser alguien). Hay una psicóloga francesa que dice que
para construir un futuro no se tiene que reeditar el pasado; tiene que haber un
pasado más o menos estable donde uno pueda posicionarse. El tema es que me
parece que a veces está la fantasía de que siempre ese núcleo identitario va a
rondar en torno al género, cuando en realidad un núcleo identitario puede
rondar en torno a otras cosas. Es decir, si tuviera en frente a Carlos Gardel,
o Alejandro Magno, o Michel Foucault, no sé si les preguntaría con quién se
acostaban. Son personas que han construido su núcleo identitario sobre la base
de ser brillantes, sobre la base de ser intelectuales, sobre la base de pensar
el mundo de otra manera.
¿Qué mensaje me
gustaría dejar? Yo pienso que hay una tríada de cuestiones para pensar que
tienen que ver con la diversidad, la cuestión colectiva y el poder, en el
sentido de poder crear poder popular. ¿En qué sentido digo esto? En que cuanto
más diverso pensemos que puede ser un sujeto, cuanto más diversas pensemos las
formas de ser y las formas de criar, ya sea en términos de pensar los géneros
de forma diversa, vamos a poder estar luchando contra esos estereotipos que de
alguna manera legitiman un sistema social; que, como dije hoy, legitima la
apropiación desigual por parte de un sector en detrimento de una gran mayoría.
Entonces yo digo que a veces se piensa de forma dislocada o desarticulada la
cuestión del género con la cuestión de la lucha política, pero me parece que
están íntimamente relacionadas. O a veces la cuestión del genero con la
cuestión de la diversidad. Cuanto más diversos podamos criar a nuestros hijos,
más estamos luchando de alguna manera contra ese sistema desigual que, vamos a
ponerle un nombre, es el capitalismo patriarcal. Capitalismo que define dos
roles de género, hombre y mujer: que los piensa de forma homogénea cuando no lo
son, y que en esa relación desigual de un género con otro, obviamente las
mujeres son la que más sufren y las que
menos derechos y libertades tienen. Pero
esa antinomia mujer-hombre es algo que está pensado desde un sistema, y no hay
que perderlo de vista. Y vuelvo con el
mensaje que quiero dejar: "Cuanto más
diversos criemos a nuestros hijos, más vamos a estar desafiando de alguna
manera ese sistema".
Resulta fundamental
entonces comprender estas palabras e incorporarlas en un marco teórico y
conceptual adecuado y abarcador. En este sentido, queremos citar un trabajo de
investigación psicológica realizado por un grupo de autores mexicanos, que
creemos ayuda en este cometido:
“(…) Sin embargo, el género forma parte de un proceso de aprendizaje,
pues aun y cuando se argumenta que no se hacen diferencias en el trato y la
educación que se le da a los hijos y a
las hijas, en la práctica es distinto, pues se enseñan, dirigen, fomentan y
estimulan ‘formas de ser’ dependiendo de la condición genérica. ”
“Señala McNeill (2007) que el género no es una característica; por el
contrario, reside en las formas de relación y es construido cada día a través
del intercambio social. El género es ‘algo que uno hace, y lo hace de manera
recurrente en la interacción con otros’.”
La discusión está
abierta, y desde aquí nuestro pequeño aporte a la causa, con la esperanza de
que estas palabras ayuden a repensar diversas cuestiones que nos atañen,
incluso sin darnos cuenta.